domingo, 5 de marzo de 2017

"Sólo el amor sostiene"

Sostuvo el amor sus tardes de arrebolados púrpuras con el pueril pedúnculo de un dogma de cuentos y de fabulas de alpinistas en cielos intocables. Toda la vida esperé una férvida epístola con aroma amalgamado de azaleias y humores femeniles, diría: Queridísimo querido, permitase saber que hasta ahora en su vida permanecía en ensueño inducido como prueba y antesala y peritaje a sus aptitudes para desenvolverse en escenarios de vida real. Se procederá con reanimación celular; sepa y suponga usted que, al tratarse de una evaluación, se llevaron los sufrimientos, el caos, las enfermedades y padecimientos, la vileza humana y las tribulaciones a niveles inconcebibles en el mundo real.

Firma Ministerio del desarrollo ónirico. 

Llegaron en su lugar en despuntes pálidos de albores cítricos, esquelas con fechas cotidianas y entierros poco concurridos. No podríamos celebrar nuestro propio óbito paulatino, y subrayese propio, aunque extendido en cada individuo (no así la conciencia de ello), quizás podríamos utilizar como herramientas productoras de consuelos y sonrisas los atardeceres, el murmullo de un río, los postres de maracuyá y los cupcakes, la promoción de doce donas por siete, la inflorescencia en un árbol en el parque, los balcones con vistas en wide screen, los ascensores con aire acondicionado y el beso entrañable de la madre en la mejilla que se ruboriza y se enarbola y que traza ciertos días con lágrimas de barniz diáfano.