miércoles, 17 de julio de 2019

Poemas para gomas.


I
Sur y transfiguración.
La luz sobre el andén que cruzamos
me dibuja tu tránsito por ahí.
La nostalgia es un filo en el que tropiezas,
cae tu cuello.

II
Vuela un pájaro como vos,
aún queda como un sonido fresco de arroyo,
el ruido aquel del aire entre tus dientes al dormir. Se enrosca tu cabello entre mis dedos en un flashback espontáneo.
Busco las tijeras para conservar un mechón.

III
De niños nos decían que el amor era perfecto.
Cuánta mentira desenmascarada entre discusiones, cachetadas, humanidad.
Activo una bomba en la fachada de Disney y conservo las pavesas junto a tus cenizas.

IV
Fue la palabra o el silencio. La culpa fue hacer cualquier acción. El banco de madera en la plaza conserva tu sombra, el haz de sol que atravesó tu cuerpo al huir, el barro que se perdía de los intersticios de tus sandalias.

V
Creo que extrañaré el olor de tu crema de peinar, tal como extrañaré el lunar gigante en tu espalda. Ese que ha sido extirpado de tu vida.. también.

VI
Quemarás todo lo mío. Hasta las ranitas de la nevera, al perro de algodón. La memoria de la vía láctea en una carretera pérdida, aquel gran cañón.  No me conocerás ni al cruzarnos en el boulevard, ni cuando grite tu nombre al identificar tu espalda. No me verás con claridad, ni al observar mi silueta definida por las gotas de mollizna.

lunes, 1 de julio de 2019

Transeúntes...

Dios que todo me quitas.
La corteza húmeda del cedro
y la bruma que se escancia.
En mis recuerdos, vos siempre.

Todo es moho, bosque de hongos,
visión onírica, prisma y rosados.
El sueño del transeúnte:
que sueña no tener sueño
y desobligarse del café matinal.
Esquivar las balas laborales,
tiros a la sien,
devoradores de almas.

Las arterias de la ciudad
todas grises y opacas.
Tanto que hemos perdido aquí.
Todo es un juego.