jueves, 13 de marzo de 2014

Naturaleza...

Esta naturaleza se deshace como masmelos en fuego de granja, como vapor en pulmón, el humo evaporado en las charcas  de la ciudad a la hora de la siesta. Dime que podemos colarnos en el cedazo del sueño sobre lo cotidiano. Que podemos moldear en barro como ánfora la insatisfacción, los días que no llegan, la vida que no era, lo que es pero no quieres que sea.

Estaban al dormir los tornasoles del manto extendido en el horizonte, los alhelíes en flor, en botones, la noche en flor, dolor de presionar las palmas en la ventana al lamer las gotas del otro lado del cristal y verte diáfano, a toda resolución, como un sueño en detalle y leve y, jardines y efigies en él;  pequeños habitantes y clones segregados en los estuarios que nunca veras. Pues te quedas río.

Colmaba el lagrimal aquel evento brutal de poner el pie sobre la loza fría a las cuatro de la mañana. Era un día de semana.