viernes, 30 de enero de 2015

Uno más...

Empezaba su viaje, 
un punto exiguo,
un plano que se extingue.
El sonido del aire al crear el puño;
la sangre, el amor, la huida, 
la vida fácil.

Empezaba como sin edad,
dibujando pirámides sobre el viento,
tempestades en su perpetuidad.
Se caían pronto con el polvo, 
el amor, los cuerpos, la luna fácil.

Los trenes, 
el ronco del metal a través de destinos. 
Al almidón en el corazón 
le llaman resignarse.
Y tú azul, bebé de saturno, 
pensando en darle al mundo
los anillos de tus años 
como edades de secuoyas,
como el paso que se traza
vertiginoso ante la posibilidad de...
Oír el silencio esparcido 
en una fecha flexible y existir.
En tu ocaso buscás un nido, 
un icosaedro, una cárcel, 
unos párpados...

Siembras palabras de pudín de chocolate,
de oídos esponjosos. 
Ya ves, vos empezás donde yo termino.

Acá, solo quedan fantasmas,
soles callejeros cantando al tiempo. 
Ya sin la palabra y la escritura...
tal vez ya no soy este día,
ese pensamiento que crece en la memoria.

Ya ves, acá no quedan la misiva, 
el poema, la prosa, la novela...
...la voz en la cabeza.

Con Ibeth