domingo, 25 de marzo de 2012

Muerte...

El susurro constante de la muerte
nos alejo como el velero que atraviesa
un maelstrom y no resiste el mástil sus arrebatos.

Y en cada astilla uno casi podía ver
los huequitos entre tus dientes
y la piel acanalada de tus parpados
y los rizos caramelo de telarañas en la pieza.

El susurro me decía “ahora vas sólo,
porque decidiste creer que podías soñar
y no estar conforme y muerto como
aquellos que sonríen en la oficina”.

Etiquetas: , , , ,

miércoles, 14 de marzo de 2012

Pasos...

Amaneció y era un rosicler posado en sus mejillas,
y los trebejos de aquel blanco y negro antaño
se sabían teñir con su sonrisa inmediata.

Los fierros de metal doblados en espirales
en los quinqués de los parques, oxidados,
apurando sus naranjas 
como un sol que se refugia en sus planetas. 
Todo aquello,
contemplando sus pies vetustos de quietud,
iniciando ese viaje que llaman escapar.

Los trenes y sus maderos crujiendo,
sus vibratos en los rieles.
Y todas las campiñas que vieron sus flancos,
sin poder narrar; 
manifiestos en trozos de madera lacerada y canillada; como ojos de un alma que no entiende la hermosura.

Subió al vagón del tren y sus pasos en el paso del túnel,
llevando su ser a nuevas acuarelas. 
Los trigales creciendo rubios y bermejos,
como si de verdad existiera la libertad.



Etiquetas: , , , , ,

jueves, 1 de marzo de 2012

Rayuelas olvidadas...




Rayuelas olvidadas,
y aquellos días sepia
cuando los pies saltaban,
uno, dos, tres,
y los zapatos se gastaban
tan rápido como los sueños al despertar la adultez.

Y solo de esa forma tocamos el cielo,
aquel pintado con crayones,
de un añil rayado e inconcluso.
Como cristales rotos que no sabíamos venir.

Rayuelas olvidadas,
o eso es lo que quisiéramos;
en estas tardes tan oblicuas
sería bueno saltar el dolor.




Etiquetas: ,