sábado, 12 de abril de 2014

Otro Capitulo...

Las nubes son rojas ante los rayos de sol, las imagino quemándose entre llamas azules como algodones que hacen combustión bajo el lente de una lupa. Juego como un niño a descubrir dragones entre las motas y las curvas. Mi brazo está dormido de tanto pensar apoyado sobre él, lo extiendo y abro y cierro las articulaciones de las manos para que la sangre fluya, pienso en las arrugas del vestido de Sara, en su mirada ingenua al ventilador que gira en el techo, ella lo observa hace horas acostada en el piso. Fuma y las estelas blancas de humo suben y se dispersan entre las aspas. Los dos somos tristes, los dos silentes, ambos felices y bipolares, de arriba a abajo como un electrocardiograma. Somos seres de luz; dos ángeles de tez dorada atrapados en el pantano. Somos mascaras entrelazadas; disfraces que amanecen, sandalias desgastadas.

Excelente pedacito de cielo claro, sueño con darte besos de café y tabaco, con arrancarte ese Lucky Strike de los labios y morderlos, desprenderles la piel superior hasta que se tiñan de un carmín profundo, guardar los pellejitos en mi cartera entre dos laminas plásticas para recordar tu boca anisada cuando se me antoje, tu lengua pasándome aguardiente de anís, o eran babas, en todo caso embriagan, qué cosa más tierna. Me antojo de tu paladar pastoso, de las venas azules y delgadas que se trazan debajo de la blancura de tu rostro, de tus dedos desfigurados por los trabajos manuales, que saben explorar con aprehensión los puntos que hacen subir el iris de cada ojo, hasta que quedan ocultos por la piel exigua de los párpados.

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