Jueves 30 de Septiembre de 2010
Mi prístino dolor de noches.
Mis días que se vuelven ocasos.
Las hojas ruedan por el entablado.
Los brazos de los arboles se mueven con cadencia.
Es este el mismo viento que nos da vida,
Que respiras cristalino en tus pulmones.
Que nos trae el aroma de las musas.
Ahora que las letras son extranjeros,
Quisiera ser sangre que se evapora;
Para llover en ti todos mis ahogos.
Pero este soy yo, el que odia y ama en tres segundos,
El de las noches purpuras, el de los días ámbar.
El que levanta el rostro al cenit en un cielo diáfano.
El que lleva una canción como un tatuaje.
El que inhala tus vapores de presencia lejana.
3 comentarios:
Siempre se lee ternura en tus textos. Unas veces mas tristes, otras más alegres, pero siempre con mucha ternura.
Eso me gusta.
Besos.
Precioso poema, Nahuel.
Abrazo entre palabras
Ana
Hermoso poema.. y como duele la lejania de los que amamos.. muy lindo tu decir.. te felicito..
saludos
Publicar un comentario