sábado, 30 de julio de 2011

Al despertar las palabras son un gato



Y al soñar, los pensamientos hilvanados en su cabeza
eran marejadas que surgían como picos de un pasado.
Intentó ser el tiempo que sangra entre las agujas,
saborear la sal y el óxido de sus heridas.

Caminó entre los rieles del tren,
bajo el cielo naranja  guarnecido de estíos.
Por los arboles de limón con su perfume acido
y el sabor de los yerros, sabor metálico de hierros;
de domingos de manta y cama,
de los lunes de bostezo.

Al despertar las palabras son un gato en la cocina,
una voz grita en la alacena: sal y compra o vende nueva carne.
Salió, el calor escaldó sus pestañas.
Dormitó con las frecuencias del doppler cotidiano.

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3 comentarios:

Blogger Ío ha dicho...

Cuando no deseamos salir del sueño, porque fuera de él no quisiéramos existir; y entonces todo es tan rutinario, aburrido, que dan ganas de volverse a dormir, a soñar.

Son muy hermosos tus versos; gracias por compartirlos.
Besos

Ío

30 de julio de 2011, 18:48  
Blogger FRANCISCO PINZÓN BEDOYA ha dicho...

"Dormito con las frecuencias del doppler cotidiano" tiene ese tono de física que da "ingeniería" a tus versos...

Saludos grandes

1 de agosto de 2011, 7:50  
Blogger Ana Muela Sopeña ha dicho...

Muy buen poema, Nahuel.

A veces se buscan nuevos caminos y si no se encuentran se regresa a la rutina cotidiana, pero es importante encontrar nuevas salidas para que la vida no se estanque en lo siempre igual...

Abrazos
Ana

4 de agosto de 2011, 22:20  

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