sábado, 21 de diciembre de 2013

Take a sad song and make it better...


Soy un cántaro vacío o quebrado,
la tristeza es furiosa conmigo;
pero ahora es un forastero
en una ciudad metálica
que se llama resignación.
El bosque se ha replegado
y el sol que funde las pupilas se desfigura
entre las sombras de la Torre de Cali.

Creo que han muerto los que necesitaban los rayos UV.
Las orquídeas de vainilla desnudas y errantes
ya no crecen en la ciudad / ya no crecen.
Si pudiéramos comerlas, si nos rebasara
el deseo para guarnecer la amargura.

Como las flores de mi cornisa, nunca está quieto mi olvido,
sacude mi cama / me tira los libros tanta cama / tantos libros,
tanta mollizna en el pelo me envilece, me confunde, los pasos incipientes,
la primera gota de lluvia rasgando el algodón en el cielo,
derramada en la punta de una nariz.

Tú me pedias un poema que termine con
“las flores que nos nacen en la boca / la palabra”.

Como si algo pudiese brotar en/de la ciudad.


Escrito con: http://gritosdetintaypapel.blogspot.com/

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jueves, 7 de noviembre de 2013

...de dos

J: Qué si te vi expirando en el telón del anochecer.

I: -Carita de sorpresa-

J: Tras las gotas de lluvia
    para renunciar o volver,
    volver,
    volver…

I: “y luego colorear la vida de un ámbar profundo”.

J: Como si se pudiera rescatar el ADN de los días,
    de la cerveza, de la alegría que no existió,
    de la tristeza tan impoluta y presente,
    tan prístina, como la sangre en el oído;
    creo que fue porque la realidad nos estalló de perfil.

I “Entonces de bohemia,
    de lo fatuo de los días”.

J: ¿Qué si decidí renunciar? Hecho inexorable,
     acción atroz, escena ineluctable pero necesaria.
     Te vi nacer entre la nieve de las coliflores.

I: “lo concluyente de las despedidas siempre ha sido el ciego exilio,
      lo fatuo / la bohemia / el sonido que se apila,
     Julián halla el desencanto / no sabe quién es,
     sueña espectáculos de muerte / lúdica seriedad,
     dicha ilegal / donde yo escribo un silencio,
     renuncias es verdad / vuelves / la cosa es hacer nacer tristeza y calle.
    Te vas porque escribir no hace bien”.

J: Y....qué si decidí que no se puede/debe regresar.



I, escrito por http://gritosdetintaypapel.blogspot.com

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jueves, 31 de octubre de 2013

Elevarse...

Se pasó tejiendo tanto la vida que tejió una jaula; la verdad, debió pensarlo menos, tenía el alma herida por la meditación. Todo lo que perdió, los otoños entre los álamos de hojas color albor, las cortadas al afeitarse sin prudencia, el picor del pasto mojado; nada volvería, ni el naranja ni el rojo ni el verde. En cambio, saboreó el acero de cada barrote para echarle más sal a sus días. ¿Puede alguien exhumar el sabor de la lluvia o tan solo guarnecerse? Cómo te adoro entre remembranzas, navegando tu silueta entre una manta eléctrica y los gritos en el hotel donde todos sabían nuestros nombres, y Martha con su ropa empapada escurriendo en el filo de la piscina dos lustros atrás y, el columpio vacilando de la tierra al cenit.

Como si la vida pudiera elevarse. 

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domingo, 6 de octubre de 2013

Everything is broken...

Si volviera a nacer trataría de no aburrirlos con tanta melancolía, extrema, atiborrada, cansina. Escribiría aunque sea una cosa feliz en este blog.

Escucho a Dylan y suena bien, es de esos días en que el paisaje a través de la vista parece la toma de una película indie y el aire se ve granulado; y Dylan suena bien, es de esos días. Con los años me pregunto si Capote en realidad perseguía un objetivo de simplicidad o tan solo estableció una excusa bucólica a su hartazgo hacia la belleza, a la imposibilidad que se siembra con los años de crearla. Son las siete de la noche y afuera ruge el motor diesel de un bus rojo, dos tallos de un árbol enjuto se menean con el viento, “Streets are filled with broken hearts, broken words never meant to be spoken, everything is broken”. Las letras están rotas y la edad. El miedo esta desmoronado porque cesa ante la resignación. Estoy roto y mis manos ya se pintan viejas, entonces, no paro de dictarme apologías, de pedirme disculpas, de decirte joder niña blanca de ojos jarabe cuando te vi en la librería el tiempo obtuvo su valor su oro y eras una pequeña crisálida quebrándose en las ramas de la ciudad nocturna colmada de granizados de café y desayunos con pandebonos y piernas desnudas con una falda sin medias para mostrar las venas glaucas como una luz que te da permiso a transitarlas.

Y el fusil en los oídos: “everything is broken”.

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lunes, 23 de septiembre de 2013

La espuma en las orillas...

Yo que soy un cóndor de alto vuelo,
zopilote de alas heridas.
Un ave de matices surtidos.

Roble astillado como esmalte dental
que ha recibido suficiente vitamina C.

Yo, que te vi saltar entre demonios
y levantarte mujer; culmen  de otoño,
dije de amatista, de color de labio.

Cada instante en su relicario.
La espuma en las orillas
hace unas barridas de agujas
se disipo como senda de nahuel.

Eres el corazón que sangra entre los dedos,
la fe, la fe deshojada, la fe en estaciones,
el mar estupefacto, la arena dorada,
los granos bruñidos; peldaño
de una vida que fui dormido.

Yo, que ya agoté la vida tras el burato de Morfeo.

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jueves, 5 de septiembre de 2013

Out of Pasión...

Cómo te extraño,
Claro llanto de una madrugada febril,
El olor a palo de rosa y aceite de limón.

Cómo los extraño,
Pensamientos de servilleta,
De portadas de cuaderno.

La vida tiene su guillotina final.
Nos queda el canto de papel,
Tus maravillosos senos,
El brillo de las calles engrasadas,

Cómo las extraño,
Lagrimas amigas,
El sabor del mar en la lengua.

Y si se pudiera soñar,
Quemando a la irremediable realidad,
Ser mezquino con los días de trabajo.
Olvidar que todo se olvida, toda se acaba.

Mas todo se acaba, todo se agota.
Todo se olvida y yo ya olvide hacer esto, y a mí.

O es que acaso no quedó claro en las diecinueve líneas previas.
Out of pasión.
Perdon.

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miércoles, 7 de agosto de 2013

Agosto...

La voz agitada, entrecortada, un bemol o un sostenido, la vida se balancea entre ellos dos pero nunca en una nota central, y todo lo que aprendimos de la música argentina; las grandes historias no solo estaban en las letras de las canciones o en los guiones bien estructurados para mentir. El sabor del aguardiente que quema la faringe o las neuronas, los “adiós”, existe con seguridad un día en que llega el declive y recuerdas con quietud colorida los días tiernos y templados del pasado, de la fe sempiterna. A vece recorro los andenes y miro el suelo y miro mis pies y miro los niños en los semáforos con los parpados empolvados y sus caritas tristes de puta vida y me alegro de mi fortuna o me entristezco de su desgracia. En el ínterin, estoy mirando el techo tendido sobre la cama esperando la coloratura de los días. Somos estas figuras delicadas de celofán agujereado, es agosto y vuelan los papalotes, vuelan las caricias, vuela tu azul sobre el azul del cielo, vuela la calesita girando entre las nubes y es los caballos de Helios hartando algodón de nimbos, y vuela la alegría quizás y ojala como un boomerang.  

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lunes, 15 de julio de 2013

Esperando el bus...

Y si te hubiera dicho que la vida se trataba de arrojarse
de aquel taxi en movimiento en las horas del maitines,
quizás no me hubieras creído. O tal vez era demasiada cuita;
el sabor a leche agria que sobraba en nuestros días.

Por aquellas fechas marcadas en el calendario,
todavía mis ojos disfrutaban con las hadas,
y mis oídos captaban las pequeñas arañas
que cuelgan de los semáforos diseñando destellos roji-verdes.

Entiendo con certeza pura que el carisma de la inspiración
perece con el trajín de la mente.
Sin embargo, la tristeza no se apea.

Yo quería explorar mundos lejanos; pero aquí estoy, esperando el bus.

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miércoles, 3 de julio de 2013

Solo un rastro...

Allá arriba, entre las horas de oficina, un cerebro calinoso.
No esperen al viejo del espejo. Nunca más.
Solo a un rastro, a una silueta dilatada;
como tela negra desgarrada en el cemento.

A través de las costillas una lanza de tristeza.
Hubo un día en que soñamos un blasón;
estábamos los dos en el corazón de una manzana
y al abrir las vistas nos inundó el aire y el óxido.

Hubo un día en que soñamos un emblema;
Y era acerca de nuestro hogar pordiosero.
Estaba yo, de rodillas sobre los ladrillos,
con las manos en el marco de cedro de la chimenea.
Intentando exhumar las sombras.
Bordando un león que ya caía derrotado.

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viernes, 14 de junio de 2013

Como viendo a través del agua...


Tengo el recuerdo en carbón de algunos días pardos,
de las frases en las servilletas,
del papel frágil doblándose en las manos.

Recuerdo el lunar sobre tu labio,
una primavera estallando,
un invierno que llegó para quedarse.

Eran las siete de la noche cuando el cuaderno se abrió por primera vez,
y me abandone, y creo que los deje a todos atrás.

Recuerdo los balcones blancos de queso crema,
los caminos de guadua; y como se ve a través del agua, que era feliz.

jueves, 16 de mayo de 2013

Pequeña mansedumbre o cómo aceptar la vida a los 27...

Resignarse. Amar, soñar, odiar.
Ser polvo para no llegar a ello.
Darse cuenta de que la vida es así:
uniforme, áspera, lisérgica;
Un mosaico en vidrio de iglesia,
Un vivaz cuadro pop art.

Que los sueños no valen un ardite,
y pasas la mitad de tu vida asumiendo que lo eres
pero no lo eres, que lo podes, pero ahora la realidad.

Ella estaba clara a través de la lente,
era una Polaroid o una Genius barata.
Ahí, entre los pixeles brillaba la dentina;
Era su sonrisa, el rosa, de vuelta a antaño.

¿Y si la vi el día que olvidé escribir?

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martes, 16 de abril de 2013

Decirte...

Quiero decirte que sí,
que tengo miedo a la vida.
Temo recorrer el resto de mis días así,
Siendo un esclavo y un actor;
Siendo un mimo entre cristales.

Quiero decirte que últimamente escribo prosa, porque ya, ya no se me ocurren grandes poemas, y todas esas frases sueltas y casi bellas que cavilaba se desvanecieron con la inercia y la resignación. Por eso estas palabras despojadas.

Quiero decirte que estoy asustado.
Los días son una línea blanca
en un lienzo oscuro,
que no se agrisa
ni cambia de trazado.

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viernes, 12 de abril de 2013

Memorias...

Soñé que éramos madejas entrelazadas en el efluvio nocturno. ¿Recuerdas cuando soñaba? Eran las cuatro de la tarde de un miércoles de esos habituales y la mesa de madera tenia encima un pocillo con figuras de chocolate. Creo que te dije que te desnudaras porque en ese tiempo todavía las cosas conservaban el sentido. ¿Te acuerdas cuando soñaba? Tal vez fue solo la imaginación, suave y cierta, y podía sentir el velamen de mis horas ensanchándose entre el cielo azur; los pies tan etéreos en la espuma de las aspiraciones. Me reconstruyo en los parques de mi infancia, veo un niño famélico corriendo sobre el pasto alfombrado, deseoso de tener las rodillas carmín. 

Recuerdo que aquel niño tenía una sonrisa. Por otro lado, no recuerdo a la sonrisa en sí.

domingo, 7 de abril de 2013

Bifurcaciones...

 Y recordé entonces aquella tribulación de la melancolía de Ozymandias, como si la galerna borrara todo rastro de nuestro sablón. Que somos como un Martini: presos, semitransparentes; entre las paredes de cristal que contienen toda nuestra furia, todos nuestros arrebatos, nuestra pasión olvidada. Y uno trata de recordar los amaneceres mejor coloreados, en los días de antaño, cuando te levantabas de la cama de un salto y parecía que la vida podía conquistarse; antes de que escogieras la vía principal porque las bifurcaciones no estaban despejadas.

miércoles, 13 de marzo de 2013

101, el punto.

Es martes y el orvallo enternece,
baja vertical a los parpados que descubren.
Al fondo y tras la retina un cementerio vacío.

Recuerdo y es una imagen a lápiz
de un campo de gladiolos sempiterno.
Y todos los sueños que soñé
son un tinto a las tres de la tarde;
Un camino virgen que se borra.

Está bien concluir así,
Como papel fotográfico en blanco.
Como si acaso estuviera naciendo.
Como trazando un ultimo intento.

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viernes, 15 de febrero de 2013

La vida...

…como si uno pudiera disfrazarse en octubre y conservar la decencia. Eso de ser un animal solitario te complica los días. La vida se trataba de hacerse el intelectual, a ver si eso sí funcionaba. La vida se trataba de despertar y trabajar ocho horas. La vida se trataba de que Guille un día lo tirara todo a la puta mierda y se le cocinara la mente y la normalidad y se volara de la casa para ir a vivir libre, pobre, pero libre.

Natalia aparecía en visiones de venas llenas de bazuco, Natalia estaba en los sueños, estaba en las vagabundas de ombligo sucio que se comía una vez al mes para desfogar. Claro que antes debía haber una velada romántica, pues Guille siempre fue un caballero; entonces tendía sobre una canasta de gaseosa las hojas de un periódico y allí colocaba sobre círculos de cartón dos panes aliñados con queso amarillo. Las velas las robaba de la iglesia de San Fernando. Así conquistaba a la mujer de turno, todas igual de confundidas pues sabían a lo que iban y no entendían semejante prefacio.

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jueves, 31 de enero de 2013

Uno para descartar...


Allí estaba el viaje, pendiente.
Noctambulo, entre cartones
y estuches de cuero.

Aquí está el presente,
que huele a la tez arrugada
y azulina de unos labios.

Sobre la hoja de madera
Que recibió tantas lágrimas,
ahí el pasado; con su olor
a costas de Lima, y a la cortina
de boira espesa y de
flan melancolía.

Aquí está el presente,
Y camina de puntas
el fracaso, valetudinario,
con su túnica y bastón.

Allá estaba el viaje, desdeñado, en el primer verso.
Pues vacíos de bríos escogimos ejidos de balcón.

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miércoles, 2 de enero de 2013

Tal vez...


Si el viento nos trajo hasta aquí, entonces tal vez es que somos hojas marchitas.

Recuerdo las hojas de maple cayendo con cadencia en las escenas de las películas viejas. Los pámpanos de la vid floreciendo entre el rocío del campo. Te recuerdo así, apresurada, verde, eran los primeros días de marzo y entonces te cubrías con tu manta de lana y vicuña y decías que la vida daba frío  Corrí un poco la cortina, solo un poco, es que siempre temí a las miradas ajenas. Entonces vi los edificios arrancándole el alma a la tierra, con sus ventanas tan personas, tan iguales una a la otra. Así son estos días, ulteriores, decididos, definitivos, son un fin en un comienzo tardío, un chapuzón en pleamar. Cuánto desearía escribir, que no alcanzaran las servilletas para todas las ideas; supongo que la prisión de ocho horas en semana por fin logró arrebatar mis restos de pasión.

Si el viento nos trajo hasta aquí, entonces tal vez es que tuvimos miedo.

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