Allí estaba el viaje, pendiente.
Noctambulo, entre cartones
y estuches de cuero.
Aquí está el presente,
que huele a la tez arrugada
y azulina de unos labios.
Sobre la hoja de madera
Que recibió tantas lágrimas,
ahí el pasado; con su olor
a costas de Lima, y a la cortina
de boira espesa y de
flan melancolía.
Aquí está el presente,
Y camina de puntas
el fracaso, valetudinario,
con su túnica y bastón.
Allá estaba el viaje, desdeñado, en el primer verso.
Pues vacíos de bríos escogimos ejidos de balcón.