…como si
uno pudiera disfrazarse en octubre y conservar la decencia. Eso de ser un
animal solitario te complica los días. La vida se trataba de hacerse el
intelectual, a ver si eso sí funcionaba. La vida se trataba de despertar y
trabajar ocho horas. La vida se trataba de que Guille un día lo tirara todo a
la puta mierda y se le cocinara la mente y la normalidad y se volara de la casa
para ir a vivir libre, pobre, pero libre.
Natalia aparecía
en visiones de venas llenas de bazuco, Natalia estaba en los sueños, estaba en
las vagabundas de ombligo sucio que se comía una vez al mes para desfogar.
Claro que antes debía haber una velada romántica, pues Guille siempre fue un
caballero; entonces tendía sobre una canasta de gaseosa las hojas de un periódico
y allí colocaba sobre círculos de cartón dos panes aliñados con queso amarillo.
Las velas las robaba de la iglesia de San Fernando. Así conquistaba a la mujer
de turno, todas igual de confundidas pues sabían a lo que iban y no entendían
semejante prefacio.