Dios que todo me quitas.
La corteza húmeda del cedro
y la bruma que se escancia.
En mis recuerdos, vos siempre.
Todo es moho, bosque de hongos,
visión onírica, prisma y rosados.
El sueño del transeúnte:
que sueña no tener sueño
y desobligarse del café matinal.
Esquivar las balas laborales,
tiros a la sien,
devoradores de almas.
Las arterias de la ciudad
todas grises y opacas.
Tanto que hemos perdido aquí.
Todo es un juego.
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