Descansar sobre la dehesa,
Corrías entre los arrayanes con tus mejillas lívidas
Dibujando futuros que nunca llegaron.
Manoteando vientos que se te escapaban incautos.
Inhalabas el aire límpido de las mañanas
Esparcidas como mantequilla de vainilla.
Y ente tus uñas años preciosos que se escurrieron en un tic-tac.
Tu cabello suspendido como un cendal,
Agitado por el céfiro de nuestras noches.
Los rayos en aquel campo entre guaduales,
fulminaron las millas que eran antes distancia.