Rayuelas olvidadas,
y aquellos días sepia
cuando los pies saltaban,
uno, dos, tres,
y los zapatos se gastaban
tan rápido como los sueños al despertar la adultez.
Y solo de esa forma tocamos el cielo,
aquel pintado con crayones,
de un añil rayado e inconcluso.
Como cristales rotos que no sabíamos venir.
Rayuelas olvidadas,
o eso es lo que quisiéramos;
en estas tardes tan oblicuas
sería bueno saltar el dolor.
Con el permiso de http://rayuelasolvidadas.blogspot.com/
8 comentarios:
El sepia en sí es un color asociado con la sensualidad, sea del café, chocolate o el tostado de la piel bruñida por el sol y que viste hoy la imagen de añoranza del juego del tejo. Un ayer en un hoy doloroso, en el que quizá aún podemos saltar el dolor.
Saludos Nahuel.
Yo a las rayuelas les tengo un especial cariño gracias al gran Cortázar.
Un beso.
Oh que sonrisa me has sacado :)
Este juego que siempre me transporta a la infancia, a tiempos en donde la felicidad creo que solo era eso, una piedrita y empezar a saltar hasta llegar el cielo.
BELLÍSIMO.
Wow, qué maravilloso texto. Me da mucho gusto leerte y remembrar la infancia, ciertos olores, texturas... años felices.
Te dejo un abrazo.
la tercera estrofa me ha encantado.^^
El tiempo pasa muy rápido y cuando menos pensamos todo aquello que vivimos parece un sueño.
Lindo poema, Nahuel!
Besos y abrazos alados.
Me olvidé de decirte que sí, que sería tan bueno saltar el dolor.
Fabuloso este poema de pasados semiolvidados, Nahuel.
Felicidades
Un beso
Ana
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