Y entre la crueldad:
Autopistas recorridas,
luces alargadas, rubíes;
El llanto de un hombre
que gatea aun la eventualidad.
Autopistas recorridas,
luces alargadas, rubíes;
El llanto de un hombre
que gatea aun la eventualidad.
Si eres quien eras siempre,
y yo soy el de ayer, igual,
que piensa que la gente cambia.
Para qué venís con tus disfraces
y tu pradera de diez conejos.
Tan verde era todo este paisaje,
Tan evidentemente no real.
Tan evidentemente no real.
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