No volverás,
No existen los regresos.
Pueden ser niebla de sueños,
vaho de alcantarilla
que se alarga en hilo a las estrellas.
No existen los regresos.
Pueden ser niebla de sueños,
vaho de alcantarilla
que se alarga en hilo a las estrellas.
Sombras que se extienden infinitas
son el grafito de un lápiz afilado.
Y ese lápiz, de apellido soledad,
que esboza los píxeles de tu cuerpo
en un recuerdo tibio y difuminado,
se desliza en un papel de bagazo de caña,
descifra los arcanos, los desvela.
La droga del dolor inclasificable
que ahora corre en las arterias
se vuelve nicotina,
una taza de café; seis de la tarde,
un cigarro en la tempestad.
Llegarán los albures a su tiempo,
todo preciso y oportuno.
En el intervalo en que el agua
al abrir un grifo toca la cerámica,
en ese mismo lapso mil amores terminan;
imperios se ahogan en arena,
Cleopatra y Genghis Khan,
el esplendor de Ozymandias.
Un atardecer en el Peloponeso
se estampa en alguna postal;
El cliché y la belleza democrática.
Lo que fue magnífico,
ahora es una anécdota.
Y al sur, el hielo retrocede y amenaza.
2 comentarios:
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