Allí estaba el viaje, pendiente.
Noctambulo, entre cartones
y estuches de cuero.
Aquí está el presente,
que huele a la tez arrugada
y azulina de unos labios.
Sobre la hoja de madera
Que recibió tantas lágrimas,
ahí el pasado; con su olor
a costas de Lima, y a la cortina
de boira espesa y de
flan melancolía.
Aquí está el presente,
Y camina de puntas
el fracaso, valetudinario,
con su túnica y bastón.
Allá estaba el viaje, desdeñado, en el primer verso.
Pues vacíos de bríos escogimos ejidos de balcón.
4 comentarios:
Y se quedaron los pies clavados en el mismo sitio.
Cuanta melancolía, Nahuel, y que bella.
Gracias.
Y gracias, que lo estés tú también.
Abrazos.
Ío
Al fin te leo y este poema en especial lo disfruté. Descarta el abandono.
Saludos.
Vivimos entre los opuestos Nahuel, y tú como creador de imágenes lo simbolizas en tu poema con objetos-sentimientos. Y sí, uno se queda sin irse la mayoría de veces. Un placer volver a leerte. Un beso amigo
Este poema me ha despertado nostalgia de viajar, que parece que casi se ha convertido en enfermedad.
Un beso muy fuerte.
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