viernes, 18 de mayo de 2012

Para continuar...

Tu sombra tenue opacando los mampuestos,
caminas , y por entre edificios
esa calle de andenes menguados;
sonríes con tus dientes caucásicos.

Como si los tatuajes fueran de tinta
y los cardenales manchas en la piel.
Nada más que eso.

La tarde quema tus pestañas,
ahora son tostadas dispersas en el viento,
te tocan la lengua, 
saben a pruna un tiempo de verano.
Atras, la cortina amarilla del día,
un día que te araña los hombros,
como si las cargas pudieran redimir
y el balastro retoñara vidas.

Aquí estamos,
nunca logrando comenzar.

6 comentarios:

Ibeth Hache dijo...

Uno nunca empieza, tampoco termina... es un nivel intermedio e interminable de la vida el que se puede describir.
Bien por ese verso.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Para continuar... solo hace falta comenzar...

Bellas letras, Nahuel, con ese toque místico tan envolvente.

Besos de mariposa.

Feliz finde!!!

rayuelasolvidadas dijo...

Lo último resume todo, aunque tantas cosas terminaron sin comenzar.

Hermoso.

Leticia dijo...

Nahuel, he vuelto a reabrir mi blog. Un enfrentamient con las preguntas de siempre; ser o no ser... por elmomento ser.
Un placer leer tu enigmático poema que se resume en la presencia de dos en un desgasatado e infinito comienzo.
Saludos

Ío dijo...

Un poema difícil, me quedo con los dos últimos versos, cuando no con todos.
Tendré que leerlo más veces, con una no basta para entenderlo, o intentarlo.
Gracias, Nahuel
Abrazos

Ío

Laura Sánchez dijo...

"Con tus dientes caucásicos". Si tuviera que quedarme con algo, sería indudablemente con eso.

Un beso muy fuerte.

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