No esperen al viejo del
espejo. Nunca más.
Solo a un rastro, a una
silueta dilatada;
como tela negra desgarrada
en el cemento.
A través de las costillas
una lanza de tristeza.
Hubo un día en que soñamos
un blasón;
estábamos los dos en el corazón
de una manzana
y al abrir las vistas nos inundó
el aire y el óxido.
Hubo un día en que soñamos
un emblema;
Y era acerca de nuestro
hogar pordiosero.
Estaba yo, de rodillas
sobre los ladrillos,
con las manos en el marco
de cedro de la chimenea.
Intentando exhumar las
sombras.
Bordando un león que ya caía
derrotado.
4 comentarios:
Todo es pensamiento, rozar el ayer, quedarse dentro de la manzana, sin aire, porque el aire puede hacer que todo cambie, y vencer al león.
Así el tiempo.
Me ha gustado mucho, y siempre me gusta como escribes, la manera de decirlo.
Gracias, Nahuel.
Buen tiempo también para ti, agradezco tus palabras.
Saludos.
Ío
No sé qué me pasa... pero los signos en mi lectura, se abalanzan y estrepitosos juegan ha decirme "algo" que no alcanzo a desencriptar. Quizá mañana, cuando el ocaso de paso a la noche en el horizonte y el murmullo de la ciudad sea como un susurro.
Un gusto saludarte Nahuel.
Está claro que no te has retirado... me alegra.
Un saludo.
Nahuel, te invito a la entrevista que me hizo Loli Salvador, vive en Zaragoza. En mi blog puedes bajar y en donde están los blogs que leo encuentras
-Las Cien Puertas de Eunate-. Un gusto hacerte esta invitación Beso
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