Rubén Juárez
Suena un bandoneón, agudo.
La vida continua escurridiza,
como barro poco denso
entre las manos.
Astor te cucharea el corazón.
Ayer lloré con vos,
fuelle y rezongo,
tristeza en corcheas.
Ah, viejo genio,
pones par canillas en mis ojos,
melodía de barrios antiguos,
mi madre sin canas,
andenes de camisas de Wally,
zapatos de tallas pequeñas,
pero propios;
escalan montañas de cal.
Sangro y sonrío;
Las cicatrices del mañana.
Hay una bicicleta con la cadena rota.
Acelero y atravieso el viento,
es el olvido que tiembla nervioso
La felicidad infantil,
la infelicidad adulta;
Hundirse en arena