lunes, 31 de octubre de 2011

Otro Adiós

La conocí un día de cielo azul, de nubes amobladas,
luego vino el temblor, el sismo, y llovían rosas perfumadas del cielo.

Sus mejillas coralinas, y esa delicada sonrisa de mar adentro;
y el vuelo de gaviota con curvas dibujadas, de barrenas invertidas,
de rizos pronunciados, de balances aprendidos bajo el sol.

La razón es que ella no razona, la verdad quede vencido,
ella no me conoce: solo un fantasma azul más.
No sabe que vi por sus ojos maravillas de un mundo onírico,
donde el cielo es de crema chantilly, donde los campos son generosos
y pululan alhelíes y flores de colores sin nombre.

Se alejo y se acobijo para siempre en mi memoria,
entre el sentimiento azul y la tristeza azabache de algún día.
Bajo la luna carmesí sus ojos de pantera,
ésta noche guardo un adiós más en la alacena. 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal vez no es un adiós sino un hasta siempre, como un lindo recuerdo que perdurará en tu memoria.

Linda inspiración en prosa.

Abrazos alados, Nahuel!

Leticia dijo...

Un adiós que abre una senda evocadora, y a pesar de querer guardarlo, lo comparte pródigo éste poema. Bello Nahuel, como siempre.

Ío dijo...

Me pareció preciosa la tercera estrofa, cuando ves por sus ojos, me ha encantado, Nahuel; es un bello poema, triste, con ese adiós haciéndole compañía a otros.
Un placer, siempre

Ío

María Téllez Girón dijo...

si me encantó! este "instante para siempre", no lo llamaría un adios...

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